A estas alturas ya es un hecho: el juego, en España, casi ha alcanzado su apogeo. El “casi” es un decir, porque las estimaciones hablan de un mercado cada vez más amplio y en crecimiento, con previsiones récord para la próxima década. España es uno de los muchos lugares del mundo donde el juego es ya un fenómeno de culto.
Lo dicen los datos, está claro. Pero también lo dice la realidad, que no por casualidad ve aumentar el número de jugadores con características cada vez más heterogéneas: hombres y mujeres, niños y niñas, pero también adultos y ancianos, que han redescubierto la tecnología tras la pandemia.
Pero también lo dicen las escuelas y universidades, que en los últimos cinco años han inaugurado nuevas carreras, incluso experimentales, para responder a una demanda creciente. Y desde aquí facultades enteras han abierto direcciones destinadas a crear, en el futuro, nuevas figuras profesionales para el mundo del juego.
Hablamos, en este caso, de diseñadores de juegos, pero también de narradores, y por tanto de figuras no sólo técnicas, sino también híbridas. Para un mercado cada vez más amplio que también consigue involucrar temas socialmente percibidos como importantes, o prioritarios: la igualdad de género, la cuestión del racismo, el panorama de la comunidad LGBTQ+.
Esto va de la mano de un amor que nunca decae por aquellos juegos de temática “clásica”: una de las vertientes más populares de los juegos es la mitología, un género atemporal ya sea en libros o en consolas. Pero lo cierto es que el nexo de unión es siempre el juego. Que, en algún lugar, se ha convertido en una obligación.
A esto se añaden las inversiones que las ciudades y las Comunidades Autónomas han introducido para revitalizar los cursos de estudio y crear figuras especializadas en campos relacionados con el juego. Y, por tanto, futuros expertos en Inteligencia Artificial y aprendizaje automático, pero también en marketing y comunicación.
La Sostenibilidad A Largo Plazo Es Esencial Para El Éxito En La Industria Del Juego
Porque el éxito del juego está también, si no sobre todo, en su versatilidad. Es decir, en su capacidad para mezclarse con otros sectores, nutrirse de ellos y servirles de fuente.
La versatilidad, que ahora caracteriza a las tragaperras online, se manifiesta en la capacidad de un juego para evolucionar con su audiencia, para incorporar elementos de actualidad y para ser flexible ante las cambiantes demandas del mercado. Un juego versátil puede ser aquel que se adapta a diferentes plataformas, desde escritorio hasta dispositivos móviles, o que permite la integración de contenidos generados por los usuarios, ampliando así su alcance y relevancia.
Además, la capacidad de un juego para mezclarse con otros sectores se ve en colaboraciones con la industria de la música, el cine o la moda, donde las sinergias creadas abren nuevas vías de exploración creativa y comercial. Por ejemplo, un juego puede inspirar una línea de ropa, o puede incluir bandas sonoras de artistas populares, creando una conexión más profunda con sus usuarios.
Esta interconexión también se extiende al ámbito educativo y social, donde los juegos se utilizan como herramientas de aprendizaje o para fomentar la conciencia sobre temas globales. La gamificación de la educación y la capacitación profesional son ejemplos claros de cómo la versatilidad de los juegos puede tener un impacto significativo más allá del entretenimiento.
La versatilidad, por lo tanto, es un indicador de la capacidad de un juego para mantenerse relevante y atractivo a lo largo del tiempo. No es solo una cuestión de supervivencia en un mercado saturado, sino de liderar con innovación y visión a largo plazo. Los juegos que han logrado esta versatilidad no solo han disfrutado de un éxito momentáneo, sino que están destinados a perdurar, adaptándose y evolucionando con las generaciones venideras.
Esta versatilidad ha sido y sigue siendo la clave de un éxito duradero. Destinado a perdurar en el tiempo.